La Inteligencia Artificial: ¿una amenaza para los empleados?
En San Francisco, Amazon ya ha abierto un supermercado sin cajeros. A unos metros de allí, unos brazos robóticos sirven unos elaborados cafés en un establecimiento sin camareros. ¿Es este el futuro de nuestra vida cotidiana? ¿Qué sucederá con los millones de empleados que cada día prestan sus servicios a los ciudadanos de a pie?
Es más que evidente que el mundo se observa desde la lente empresarial y que la mayoría de avances tecnológicos tienen como objeto ahorrar costes y conseguir unos resultados más eficientes. Luego, de cara al gran público, esta innovación se viste de comodidad y practicidad. Todos ganan, excepto aquellos que ejecutan tareas básicas. El hombre sustituido por la máquina está condenado a reformularse, no es nada nuevo. El arado tirado por bueyes reemplazó a miles de brazos. Siglos después, quienes aprendieron a conducir reemplazaron a los animales con su tractor.
Este sencillo razonamiento nos ha perseguido a lo largo de la historia. Sin embargo, a las puertas de la revolución digital, la alargada sombra de la brecha de conocimiento todavía se cierne más sobre la población. Los más preparados se subirán al tren del progreso. Por eso es cada vez más necesaria la formación, y no es muy complejo adivinar cuáles serán los empleos del futuro: quien domine las máquinas será capaz de decidir su hoja de ruta vital.
La IA es equiparable a la labor de un médico?
En la Universidad de Stanford se desarrolló un algoritmo que sirve para detectar patologías a través del análisis de radiografías con una aplicación móvil. A partir de 100.000 imágenes consiguieron entrenar a un sistema de Inteligencia Artificial para que aprendiera a asignar las radiografías a las enfermedades correspondientes. Si no hubiese sido por la gran cantidad de información introducida en el sistema (el Big Data particular de los investigadores), la Inteligencia Artificial de la nueva app no habría podido afinar su puntería diagnóstica.
"Lo hemos probado dos veces hasta ahora. Utilizamos las imagenes de rayos X del Instituto Nacional de Salud y le pedimos a un grupo de radiólogos que las clasificaran. Luego comparamos el resultado con el de nuestro algoritmo. Algunas veces, nuestro sistema funcionaba mejor y otras veces los médicos estuvieron un paso por delante.
Al cabo de un tiempo, repetimos la prueba tomando un conjunto de datos de la Universidad de Stanford compuesto por 200.000 radiografías de tórax. En esa ocasión también participaron radiólogos expertos, es decir, médicos altamente especializados en determinadas enfermedades. Luego comparamos el diagnóstico de los médicos con el de nuestro sistema y descubrimos que éramos igual de buenos". Pranav Rajpurkar. Miembro del grupo de Machine Learning de la Universidad de Stanford.
Puede considerarse, pues, que en el análisis de radiografías simples, las computadoras han alcanzado el nivel de los seres humanos o incluso lo están superando. Esto no significa que la aplicación sepa identificar todas las radiografías y acierte todos los diagnósticos. Por eso expresa sus resultados en términos probabilidad de sufrir una u otra patología.
Del mismo modo, en la ciudad británica de Birmingham también se está desarrollando un sistema paralelo basado en Inteligencia Artificial que será capaz de dar un diagnóstico precoz de la enfermedad de Párkinson usando dispositivos móviles, mucho antes de que un médico pueda adivinar los síntomas clínicos.
La carrera armamentística de la Inteligencia Artificial
En China se toman la carrera por el liderazgo en IA muy seriamente, tanto en los sectores económicos como desde el gobierno, que ha lanzado un programa de subvenciones por valor de 1.000 millones de dólares. Como en California, en el país más poblado del mundo también se ha abierto un restaurante con inteligencia artificial en la cocina y camareros automáticos que sirve de banco de pruebas para próximas aperturas de nuevos establecimientos que ya incorporarán esas tecnologías para ahorrar fortunas en recursos humanos.
Los centros de control y operaciones de las smart cities, así como los sistemas de detección y reconocimiento facial instalados en las grandes urbes chinas, han abierto las puertas a un nuevo entorno laboral lleno de oportunidades para operadores especializados, programadores e ingenieros de sistemas. Un terreno que solo será accesible para quienes dispongan de la preparación adecuada, por lo que se crearán más vacantes de personal especializado en sistemas de vigilancia y se reducirán los efectivos a pie de calle.
Una movilidad sin conductores
La Inteligencia Artificial se ha propuesto eliminar a los conductores profesionales. Los vehículos autónomos empiezan a ser una realidad y, lenta pero gradualmente, se empezarán a ver medios de transporte público y de mercancías sin un profesional al volante (como la línea 9 del metro de Barcelona). ¿Qué pasará con los taxistas? Es poco probable que a 10 años vista las flotas de taxis sean totalmente autónomas, pero ya empieza a ser arriesgado pensar que en dos o más décadas seguiremos contando con ese señor que nos da conversación mientras nos lleva a cualquier parte.
Podría escribirse un libro entero acerca de las profesiones que penden de un hilo. El progreso las irá erosionando hasta que sólo quede de ellas un recuerdo en los libros de historia. La Inteligencia Artificial como eje de la evolución tecnológica nos está obligando ya a reinventarnos, a salir de nuestra zona de confianza y a aprender nuevos lenguajes para entender la vida que nos espera en un futuro no tan lejano.