La IA será útil… si nos dejan
Un par de artículos atrás dimos un repaso a la Inteligencia Artificial que podemos tener en nuestros teléfonos móviles.
Se trata de una IA que, si bien puede facilitar la vida a algún usuario concreto, se disfraza de utilidad universal cuando en realidad son funciones que se suelen usar al estrenar el teléfono y poco más: borrar elementos de una foto, elegir la cara más sonriente, transcribir una reunión y resumirla, traducir en tiempo real… Es evidente que se trata de funciones que nos mejoran la vida, las tenemos ahí para cuando las necesitemos, pero si nos planteamos cuándo fue la última vez que hicimos uso de tales características, es muy probable que la mayoría de nosotros no lo recordemos.
Pero la IA democrática, la que realmente adoptarán todos los públicos en su día a día y la usarán como una herramienta cotidiana, está cerca de llegar. De hecho, ya se están empezando a ver los primeros ejemplos, que detallaremos a continuación.
Adictos al móvil
Que la gente ya no sabe vivir sin su smartphone, es un hecho en un elevado porcentaje de la población, así pues, es obvio que la IA debe entrar en nuestro día a día a través del dispositivo móvil. Y algo que hacemos muy a menudo es tomar fotos. Sin desdeñar las funciones de uso puntual como el borrado de objetos, la ampliación de fotos con IA generativa o los divertimentos que nos cambian de peinado, nos adelgazan o nos hacen los ojos más grandes y bellos, ya hace un tiempo que se empiezan a ver modelos de teléfono con herramientas verdaderamente útiles, como la mejora de fotos con inteligencia artificial: mejor enfoque, más nitidez, optimización de las luces, de los tonos, identificación de escenarios, etcétera.
Sin embargo, los algoritmos todavía tienen mucho que decir. Estamos entrando en una nueva fase en la que la IA es capaz de ver lo que ni el ojo humano ni el sensor del móvil alcanzan a ver. Marcas como Oppo, Vivo o Honor ya han lanzado al mercado sistemas de teleobjetivo mejorado por IA, que genera los detalles que no ha podido dar la lente normal para que los objetos muy lejanos se vean correctamente y no quede una foto inservible, como la que dan la mayoría de móviles cuando llevamos el zoom al máximo de aumentos.
Imágenes tomadas con el Honor Magic 7 Pro (presentado en España el 15 de Enero)
Gemini ya tiene ojos
Un ejemplo más. Parece que Google se ha puesto en serio. Ya hemos podido experimentar las conversaciones con una máquina que dan sensación de realidad humana. Hablamos con ChatGPT o con Gemini Live y ya nos parecen personas. Solo nos falta acostumbrarnos e integrarlos en el día a día. El día que los altavoces de Google incorporen Gemini Live, se llevarán buena parte del mercado, y es de suponer que no tardarán en hacerlo.
Pero lo realmente revolucionario a fecha de hoy es algo que todavía muchos tienen que conocer: Gemini tiene ojos. Google ha abierto una plataforma llamada AI Studio, con la cual podemos compartir nuestra cámara o la pantalla del ordenador, y el modelo experimental Gemini 2.0 Flash nos podrá ver como si fuera una persona con la que estamos manteniendo una videollamada. El resultado es asombroso, si no inquietante:
Esta capacidad nos puede servir para hacerle miles de consultas de cualquier tipo que se nos pueda ocurrir. Podemos preguntarle, por ejemplo, si estamos haciendo algo correctamente, como podemos mejorar nuestra técnica de carrera, qué le pasa a nuestra planta marchita, cuál es el edificio que estamos viendo o si nos hemos aprendido el temario que debemos estudiarnos, y el sistema juzgaré a través de los ojos del móvil, en tiempo real. Solo falta ponerlo en práctica y, como hemos comentado anteriormente, hacernos a la idea de que esto ya es una realidad y, sobre todo, perderle el miedo.
Yoyo, nuestra secretaria personal
No somos gerentes ni directores, pero también merecemos un secretario o secretaria, ese asistente que siempre está ahí y nos gestiona lo que sea, y no nos referimos a poner una simple alarma.
Hace unas semanas, la multinacional china Honor presentó Autopilot AI, cuyo gran protagonista es Yoyo, un asistente personal que, a base de irnos conociendo y estudiar todo lo que hacemos con el smartphone, es capaz de conocer nuestros gustos, nuestras preferencias y todo lo que necesitamos para ayudarnos en cosas que hasta ahora no habríamos imaginado.
El ejemplo más claro que presentaron los responsables de la marca fueron los pedidos online. Después de darle los consentimientos oportunos, Yoyo es capaz de pedir las alitas de pollo que nos gustan, con el rebozado crujiente y picante que nos gusta, a través de la plataforma de comida a domicilio que usamos habitualmente. En cuanto le digamos algo como “Pídeme las alitas de pollo que me gustan al restaurante de siempre”, Yoyo abrirá la app de delivery, seleccionará lo que nosotros solemos pedir y realizará el pago como si fuéramos nosotros mismos. O reservará mesa para ir a comer con la familia. O comprará las entradas para ir al cine al salir del restaurante.
Aquí viene el ‘si nos dejan’
Las posibilidades son infinitas. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que para poder aprovechar al máximo las posibilidades de la IA nos tenemos que desnudar por completo ante los algoritmos, y eso es algo que las autoridades europeas difícilmente van a permitir. La IA choca de lleno con la política de privacidad.
El máximo esplendor de la IA de Honor se podrá experimentar en China, sin duda alguna. Allí ha nacido este nuevo sistema y, en muchos aspectos, su sociedad está más avanzada que la nuestra. Han entendido que a estas alturas las grandes corporaciones de telecomunicaciones ya disponen de todos nuestros datos, lo saben todo de nosotros y cualquier esfuerzo por impedirlo será poco fructífero. Dadas las circunstancias, quizá sería interesante llevar la situación a nuestro terreno y usarla en beneficio propio porque, pueden estar seguros, ellos ya se están llevando el suyo.