“Neuralink y el misterio de la conciencia”, breves reflexiones filosóficas
¿Podría nuestra conciencia compuesta de memoria, creencias, gustos, ilusiones, emociones, entre otras, ser almacenada en un soporte digital?, de ser así: ¿cambiaría sustancialmente o podría conservar parte o la totalidad de nuestra identidad?.
Neuralink: microchips cerebrales ¿una nueva naturaleza humana?
Los implantes cerebrales electrónicos son la vanguardia en el estudio de posibles soluciones a: enfermedades neurodegenerativas, atrofias, además prometen mover prótesis robóticas con nuestro pensamiento e incluso reemplazar a los fármacos en el tratamiento de patologías mentales. Estos asombrosos avances nos generan una serie de interrogantes acerca del futuro de la singularidad humana y de nuestra naturaleza.
Algunas reflexiones desde la filosofía.
¿Una conciencia meramente material?
Desde la antigüedad hasta hoy ha subsistido una controversia acerca de la naturaleza de aquello que llamamos conciencia, espíritu, mente. Desde Platón, quien creía que somos un alma encarcelada en un cuerpo, pasando por Descartes quien postulaba que nuestra naturaleza se componía de dos sustancias: res extensa1 y res cogitans2 (el llamado dualismo cartesiano3), hasta los pensadores más actuales que consideran que nuestra mente emerge de las funciones cerebrales, como postuló Hillary Putnam y Daniel Dennett entre otros. ¿Es nuestra conciencia solo un cúmulo de neuronas inconscientes interactuando juntas?, ¿acaso existe algo no material donde se alojan nuestros recuerdos, ideas, formas de ser y todo aquello que vinculamos a nuestra identidad?
El chip que almacena tu conciencia:
¿Podremos almacenar nuestros pensamientos, nuestras creencias, nuestros recuerdos en una memoria digital?, ¿será la forma de que nuestro “yo” logre trascender a nuestro cuerpo biológico? Neuralink en su fase más avanzada investiga la posibilidad de que nuestro cerebro pueda escribir y almacenar sus pensamientos en un entorno digital, ¡y no solo eso!, que pensamientos puedan ser implantados en la corteza cerebral. Pero, ¿a qué nos referimos con un pensamiento?
Nuestras creencias humanas y los algoritmos informáticos:
El conjunto de creencias que conforman nuestra identidad es el fruto de una historia personal, una crianza, miles de emociones que hemos sentido a lo largo de nuestra vida y sobre todo de nuestro entorno social. Es formando parte de muchos subsistemas sociales que fijamos nuestra mirada y pensamientos acerca de nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Es ese trasfondo compuesto de vivencias singulares el que hace a la diversidad de las creencias humanas. Ahora bien, los algoritmos son esencialmente reglas, instrucciones definidas, ¿podrán alguna vez captar la riqueza de la singularidad humana? El mismo pensamiento transmitido por medio de un implante neuronal a dos personas diferentes ¿dará como resultado la misma creencia o mismo estado de consciencia?
Ingresando datos en cerebros humanos:
Los pensamientos no ingresan puros a nuestra conciencia, lo hacen mediados por una serie valores morales, creencias previas, emociones, vivencias, historia personal, etc. Sabemos que nuestra atención selecciona aquella información asequible con nuestras redes previas de pensamiento. ¿Podrán los pensamientos implantados borrar o reducir nuestra singularidad?
La identidad transhumana, ¿el límite de nuestra concepción acerca de nuestra naturaleza?
Los avances en Inteligencia Artificial son tan vertiginosos que vuelven obsoleta en cuestión de días toda reflexión que intentemos esbozar acerca de sus implicancias. Si hay un valor en la filosofía es su capacidad de formular preguntas y problemas que sobreviven a los cambios más radicales que la humanidad haya alcanzado. En ese sentido, debemos recuperar la pregunta acerca de nuestra naturaleza. Todo lo que pensamos acerca de lo que significa ser humano ha sido construido en un entorno social e historico determinado. Las nuevas redes de comunicación global crearon un entorno impensado para quienes vivieron hace 20 o 30 años. Esta nueva tecnología, que unirá nuestro cerebro con múltiples soportes digitales podría alterar radicalmente nuestra naturaleza, tal como la conocemos hasta ahora. Ante esta nueva realidad podemos preguntarnos: ¿qué es aquello que subsistirá inalterable?, ¿será, justamente, nuestra capacidad de preguntarnos acerca de nuestra naturaleza?
¿Qué le diría Aristóteles a Elon Musk?
El filósofo griego Aristóteles nació hace aproximadamente 2.405 años, desde entonces la humanidad ha desarrollado el conocimiento y la tecnología de una forma que ninguna persona de aquella época podría haber llegado a soñar siquiera. Sin embargo, los griegos nos legaron un corpus de pensamientos que aún hoy nos puede invitar a reflexionar sobre los aspectos más profundos de nuestras formas de vida y de cómo nos vinculamos con la tecnología actual.
Elon Musk está revolucionando la medicina actual, y probablemente la concepción acerca de nuestra mente, con su proyecto Neuralink. ¿Podría recibir algún consejo útil de Aristóteles?
En su obra Ética a Nicómaco el filósofo griego aborda temas centrales de la condición humana, como por ejemplo, ¿en qué consiste la virtud? Considera que la facultad o atributo distintivo de nuestra especie es la razón, y por lo tanto el desarrollo completo de ésta es una virtud humana. Pero también identifica un componente irracional en nuestra naturaleza: los apetitos y deseos que dependen de nuestro carácter, de cuyo control dependen las llamadas virtudes éticas o morales.
¿Podrán las interfaces cerebro - computadora potenciar nuestra razón y eliminar los apetitos desmedidos que ponen a prueba nuestro carácter? Así como este tipo de avances tecnológicos prometen ser los psicofármacos del siglo XXI, mitigando los efectos de la depresión, esquizofrenia, ansiedad, entre otros trastornos mentales, ¿serán capaces de modificar nuestras reacciones impidiendo, por ejemplo, que actuemos bajo un enojo desmedido, o bloqueando los desbordes en nuestra alimentación cuando comemos por motivos emocionales? Para Aristoteles la virtud ética se alcanza cuando logramos el hábito de la prudencia por medio de la razón. ¿Podrá esta tecnología evitarnos el arduo camino que conlleva la moderación del carácter?, ¿sería esto deseable?, ¿no se perdería, con ello, parte de lo que da sentido a nuestra vida? Para Aristóteles el fin último, que no depende de nada más, es alcanzar la felicidad, no el placer, sino algo más permanente y profundo. Está claro que hay tantas formas de ser feliz como personas en la tierra, ¿o no?, ¿será Neuralink el dispositivo que unifique la forma de ser feliz?, ¿podrá la tecnología cambiar este fin que Aristóteles creía eterno y universal?
Glosario de términos filosóficos que aparecen en el texto:
1. Res extensa: Es, dentro del pensamiento de Descartes, todo aquello que posee un cuerpo. Que tiene como atributos la longitud, el peso, la profundidad. Todo aquello material, distinto del pensamiento, que compone el mundo.
2. Res cogitans: Para Descartes aquello cuya propiedad esencial es pensar. Pero el pensamiento entendido como toda actividad psíquica consciente. Según sus palabras es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere y, también, imagina y siente.
3. Dualismo cartesiano: Es la postura, cuyo principal referente es René Descartes, que considera que el ser humano está compuesto de 2 sustancias diferentes: el cuerpo material y la mente inmaterial.