Caso de éxito: Beabloo y sus pantallas mágicas, de startup a primera espada mundial
Víctor Endrino, periodista tecnológico y creador de contenido en YouTube nos cuenta acerca de esta empresa que ha triunfado en el sector de la Inteligencia Artificial, en este artículo podréis descubrir como ha sido su trayectoria y como han logrado beneficiar al sector comercial.
Ya no son una startup. Desde que a finales de los 2000 las grandes empresas se fijaron en ellos, Beabloo es una primera espada mundial en su sector. ¿A qué se dedican? Su misión es dotar a los comercios de una infraestructura basada en Minerva, un motor de Inteligencia Artificial que estudia los comportamientos de los clientes --y muchas otras variables-- con el fin de mostrar las promociones y productos oportunos en las pantallas del local.
Quizá muchos se sentirán identificados con el fenómeno de la publicidad personalizada que nos aparece en los móviles y ordenadores. Pues bien, la idea de Beabloo es hacer algo parecido en el mundo físico. Las horas del día, el tiempo, la movilidad de los clientes en la tienda e incluso las expresiones que éstos utilizan al interactuar con los productos son algunos de los elementos que se tienen en cuenta a la hora de potenciar las ventas de unos u otros artículos.
En realidad es una evolución de lo que ya están haciendo todos los establecimientos del mundo: observar a sus clientes y actuar en función de lo que ven que les resulta más. Jaume Portell es CEO y fundador de Beabloo:
"Se ha descubierto con los años y con el aprendizaje que hay cosas que funcionan mejor en unas condiciones que en otras. Este aprendizaje se puede afinar con más detalle y precisión cuando lo haces con tecnología, aplicando la Inteligencia Artificial para prever qué es lo que pasa en las tiendas y qué es lo que quieren los clientes".
Pie de foto: Un momento de la entrevista exclusiva con los responsables de Beabloo.
¿Cómo lo hacen?
La tecnología de Beabloo observa anónimamente el comportamiento de los clientes mediante una red de cámaras-sensores que, protegiendo en todo momento la privacidad de los usuarios --no graban nada ni a nadie, solo recogen datos--, analiza las interacciones con los productos: "qué miran, durante cuánto tiempo lo miran, qué tocan, qué compran, qué expresión tienen cuando entran en contacto con un artículo, etc.", explica Portell. Sería como tener un empleado persiguiendo a cada cliente que entra, anotando qué hace y poniéndole delante los productos que cree que podrían gustarle.
A partir de los datos recogidos, cada comercio promocionará los productos que más se ajusten en cada momento a través de sus sistemas de cartelería digital repartidos por el local.
"Por ejemplo, si una tienda está al lado de un instituto, lo más probable es que a partir de las 16 horas, los adolescentes llenen la tienda y empiecen a buscar cosas que estén al alcance de su presupuesto y de sus gustos. Si en ese momento, las pantallas están mostrando los mismos productos que mostraban por la mañana, cuando entran los adultos, ni venderán bien ni transformarán correctamente la experiencia de sus clientes adolescentes. Si a esa hora concreta, las pantallas inteligentes muestran productos específicos para esos adolescentes, harán que esa tienda venda más, mejor y haga más felices a sus clientes".
A partir de ahí, el objetivo es decidir con más detalle todavía qué productos son los que más se adecuarán.
"No es una hiperpersonalización, como lo que hace Google. Ni lo hacemos ni lo queremos hacer, porque no cumpliría con el Reglamento General de la Protección de Datos. Sería más algo como que el cliente Pedro, que tiene un género y una edad concretos, nos enseñará después de su visita que le gustan más las cámaras digitales que, por ejemplo, las licuadoras. Y al aprender esto, seguramente al próximo Pedro que se nos acerque le propondremos más cámaras digitales que licuadoras".
A medida que van entrando más Pedros, Marías, Carlos y Lauras, el sistema irá aprendiendo y añadiendo una serie de ingredientes para refinar cada vez más sus propuestas.
De todos modos, después de que la IA haya hecho su trabajo de ordenación, clasificación y limpieza de datos, le toca el turno al equipo humano de analistas de datos, que son quienes finalmente tomarán las decisiones sobre las estrategias a seguir.
Retorno de la inversión
Cada negocio tiene su dimensión y su actividad, de modo que cada cliente requiere de su análisis previo. Dicho esto, Portell presume de tener varios casos de negocios que han aumentado sus ventas o su margen en al menos un 10% respecto al año anterior, gracias a esta tecnología. "Esto es un impacto muy relevante. Paga muchos sueldos", añade el CEO de Beabloo, que revela que en muchos casos les ha dado retorno de la inversión (ROI) anual en tan solo dos meses.
"¿Sirve para todos los negocios? No. ¿Sirve para muchos de los negocios que vemos en las calles de las ciudades y los pueblos? Sí. La cartelería digital con analítica de audiencia tiene un ROI positivo para todos los negocios. Porque como mínimo aporta un aumento de ventas del 3%. Si cualquier comercio coge sus números de ventas anuales y le suma un 3%, comprobará que ese retorno le permitirá pagar la tecnología muy rápidamente".
El coste mínimo de los servicios de Beabloo, basado en una pantalla con audience analytics para una tienda pequeña, es de menos de 1.000 euros al año. "Una tienda que venda 300.000 euros anuales estaría obteniendo 10.000 euros de ROI, gracias a la cartelería digital de Beabloo". También ofrecen los servicios de precios dinámicos inteligentes, que adaptan los importes de los productos en función de una serie de parámetros preestablecidos.
De startup a referente mundial
Jaume Portell era CTO de una conocida agencia de viajes online a principios de los años 2000 y hasta 2007. En ese momento puso se puso en marcha con un proyecto que pretendía llevar la tecnología a los puntos de venta tradicionales. Allí nació Beabloo, una embrionaria startup en aquel entonces que se mantuvo un par de años hasta llegar la crisis. En ese momento fue cuando se tuvieron que reinventar y fue cuando dieron el salto a las grandes cuentas. Desde ese momento sirven a todo tipo de grandes retailers de todo el mundo. Empresas como B The Travel Brand, Cepsa, Carrefour, McDonald's y Caixabank ya cuentan con los servicios de Beabloo.
Durante los meses de pandemia de covid-19, Beabloo ha adaptado su tecnología para añadir una nueva funcionalidad a sus pantallas. La IA de Beabloo es capaz de detectar qué clientes no están respetando las medidas de prevención contra el coronavirus e informarles selectivamente, a través de la cartelería digital, si deben respetar la distancia social o colocarse bien la mascarilla.